martes, 29 de abril de 2014

Tu camisa al sol caminando entre valles
incienso en mis ojos.
Yo,
paloma de fuego que no sabe
cómo se abarca al amor
a esta hora matinal
ubicada aquí, en el estudio divino
para unos árboles en despoblado.

Habrá niños y nichos
sonido de metal antiguo
carreteras, quesos rústicos
miradas conectadas con la eterna agonía
que apenas comienza.

Pero no tu mirra.
Pero no tu sal.

Hay días en los que deshebro la primavera
hasta formar un hilo que me lleve a ti
una hora.

Días en los que el sudor me cuaja
y me parte en dos
me alumbra sin misericordia el calor.
Llegan a mí entonces
la ansiedad avasallante de mí sin ti
y busco las piedras para enterrarme
llamo a mi padre para que me enseñe a volar
como ahora él en cenizas.

Alguna vez fingí la risa en pleno llanto.

A esta hora no, Amor.
Tú me haces falta.

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