Sulfuremos mares
aligeremos la carga del Atlas que no fuimos
y jamás seremos por decreto universal.
Quedémonos desnudos,
sí y qué...
Todo sería mejor
si supieramos entrambos
que contamos uno al otro
con el cuento perdido en los hombros
y la boca llenita de dulces
que son mantos y son ósculos perfectamente horizontales
para ver de nuevo la luz a través de ellos,
justo en nuestros espejos-pupilas.
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