Esa franja que ocupa nuestro lugar
hay mil egos a la distancia peleando tu nombre.
Ego, distancia, ceniza y nombre.
Nadie ha sabido explicar
hasta nuestros días
por qué la ausencia golpea hasta sacar sangre.
Ego, distancia, noticia
(fuiste) nombre.
Salí y desaté los nudos de mi garganta:
hoy es rencor, segundos para odiar
la centésima no lumínica estirpe que nos heredas.
Soy pundonor, soy el recuerdo de mi yerba seca.
El perdón es algo divino.
Su cauda no pasea entre trogloditas.
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