No crearé al callar la distancia
ni cerraré los ojos para no enlazar mi ombligo lunar
a las palmeras de mar desértico que es tu nombre
le hace frente y lo evoca.
Es este silencio el puente más azul que tengo
para decirte que estoy a tu lado
porque te llevo conmigo.
Te llamarás fe,
aunque a veces ni tú mismo te creas la designación.
La fabricación del nombre o su razón.
Así te bautizo muriendo este cuerpo de tiempo
y así te llamo en el ahora violeta
que miro en ti
a kilómetros de tu aura que me llena toda de alegría sutil
para bajar de los infiernos del mundo
y galopar resquicios de luz
todos saciadores del hambre voraz que llevamos en el alma
de poder ver lo prístino
en el mismísimo caos de dios.
jueves, 31 de diciembre de 2009
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