Aludes y un nudo de canicas rojas y blancas
-ad-hoc a las fiestas-
más las moradas
en la panza.
O en el hueco del corazón
que todos llenan
del mismo modo que es vaciado.
Una peregrinación de imágenes
desnuda mi piel interna:
hay demasiado amor esta noche
disparando saliva, salvia y besos como rayos de bicicleta.
Estarás ahí, para atestiguar
el derroche de parque en mi ciudad húmeda;
luego los relojes
nos avisarán que he sido vencida
por la inmanencia de la entrega perpetua.
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