Abrió las cortinas:
todo era blanco impoluto.
Afuera hay girasoles
para platicar con los muertos
de la honra al sol.
Adentro hay nardos
para platicar con los muros
del amor a la mancha absurda
pero inmensamente tierna
que es Dios visto
desde los ojos del primero
que cruza la fuente con los labios o la boca
las palabras o el canto.
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