Qusiera tener veintemil brazos
para abrazar a todo cuanto me pudiera entender hoy:
no siempre se tienen ganas para llorarle al pasado
no siempre se tienen las armas
no siempre está presente el dolor.
Por eso hoy les traigo una serenata estrellada:
salgan al aire, respiren la tierra
miren al cielo, intenten ver el Sol
(está despierto aunque no lo vean
pregúntenle a la Luna, hay algo de razón).
Y luego escuchen las estrellas
todas cantan una sinfonía
es el canto del Amor.
Polvo fuimos, todos de estrellas
esta noche noten su fulgor
cuando reconocemos nuestra otra mitad en ellas
y en el Universo
nuestro eco resuena en su esplendor.
Una serenta estrellada...
Un pase directo a la esperanza
a la vida-llamarada
al mar de aguas sagradas.
Algunas cosas son mágicas:
no tiene mucho caso descifrarlas.
Una serenata estrellada...
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