De mil arco iris me siento
y mis cantos veo atrapar
pronto y maravillado el viento
de ver a una persona en soledad saltar.
Si tengo ganas, lloro,
si quiero dormir sobre el pasto eso haré
no me importan las reglas impuestas
ni si carezco para identificarme de un carnet.
Que me llamen como quieran
al final de cuentas mi nombre yo sé:
es el nombre que todos llevamos por esencia
aunque los axiomas de su ciencia
impidan que de ello los demás se den cuenta.
Yo no vivo de falsas expectativas
tan humanas, tan vacuas como la ironía;
sólo sé que mis células están activas
y con ese fundamento lleno mi vida de alegría.
Me gusta coleccionar lo que a otros les pasa de largo
para muchos tropezar con una piedra es como un trago amargo.
Si me da la gana, mi dinero entrego
es más fácil quedarse pobre por estar solo
que por el esplendor del oro quedarse ciego.
Y si un día muero
de mil maneras prefiero
hacerme polvo y ser disperso de a poco
que tener una lápida que diga
aquí descansa “el loco”.
De la Serie "Retratos Hablados del Yang"
Escrito el 30 de Diciembre de 2004
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