sábado, 19 de julio de 2008

La Montaña

Anda y sube la montaña
que para eso y más
tu magnificencia te alcanza

(Busca la paz que a sus faldas
no has encontrado;
Llénate los pulmones
de un aire renovado;
Verdea tu frenesí).

Vamos, sólo anda y súbela

Que para esperas y elucubraciones
están mi cuerpo y mi cerebro
mi alma, mi corazón y mi anhelo

(Sabes que a mí me sobra el Tiempo
pues Él y yo juntos
alguna vez vimos amanecer).

Abre tu voz y deja que con su eco dolorido
se los lleve el viento

A tus odios más queridos
a tu ego más envanecido
a tus rencores, a tu autoexilio
a la espera de tu lluvia amarga
a los minutos aciagos
que afortunadamente no volverás a ver.

Anda ya y no repliques

Que para esperas y redenciones
están mi alma y su silencio:

Sabes que a mí me importa todo esto
y el otro más
que te habrá de acontecer.

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