Y los dioses
(un día)
tuvieron misericordia
y nos abrazaron con la miel del Sol.
Por ese entonces
(y hasta la fecha)
resultó que el te amo se hizo gratitud eterna
y las flores del campo urbano
olieron a madreselvas
(todo un milagro en medio del apocalipsis)
y entre los dos juntamos
los trece fragmentos dispersos de Osiris.
Fue entonces que creímos en el Génesis
(dejamos de vituperar contra el olvido deidal)
y a ambos nos dio por llamarnos esperanza
esa que sube y baja nuestra escalera a ultranza
para quitarnos la venda de los ojos
para descomponer los relojes-corazón rotos.
Y darnos esta oportunidad
(soy agua en vez de cara
quisiera lavarte en ella
para convertirte en mi Verdad).
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