Alma mía
la noche tiene cara
de luna amarilla
los míos ojos se decoloran
y me traen amargo
el sabor
de mi solicitud incompleta.
Quiero llorar, sí
y mucho
por todas las noches que no lo he hecho
esquivando siempre
el miedo
del dolor en los huesos enjuto;
Miedo a volverme Mar de tristeza
miedo a no regresar nunca más.
Pero hoy, Alma mía
déjame llorar todo y cuanto pueda:
total, nadie me mira esta noche
quizá sólo mi amigo-enamorado eterno,
Dios.
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