Desperté
la cama estaba revuelta
soy una niña pasada la veintena
y en mi cara se asoman
cinco años de pureza pueril.
Cirhuá me dio tres cucharadas
de polvo de estrellas
para que brille con más fuerza
cuando vuelva a nacer.
Los diarios se llenan
de noticias tristes y burlonas
los santos inocentes quedaron olvidados
entre las letras que sangre escurren
y la grotesca imaginación
que apunta a un burlesque americano
llamado Hollywood.
Y yo me puse a lavar pasados
el olor a lavanda se impregna en mi memoria
la amnesia por el dolor
se hace más fuerte
y la sonrisa aflora
apenas recuerdo lo hermoso que es Dios
Pues lo he visto en varios pares de ojos
en algunas manos
en una que otra cabeza
en diferentes sexos y edades
en lugares disímbolos a mi naturaleza
y en las hojas del naranjo que me regala
su dulce fruto en la mañana
promesa de que un nuevo Sol viene
para calentarnos el corazón.
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