Toma mi mano
y te llevo
al lugar donde pacen
las mariposas neonatas
al cielo violeta donde reposan
los ángeles de la guarda:
Están en tus dedos y en tus ojos
yo jamás habría descubierto
tales paraísos
si nuestras consciencias
no hubiesen abierto los cerrojos.
Y soy feliz por ello
benditos días iluminados
que me trajo
tu tierno y tibio corazón.
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