Odio los días lluviosos y nublados. No puedo respirar muy bien que digamos. Fui confeccionada a base de energía solar.
Me hace falta todo y me sobra todo a la vez: la carne, la piel, este aire raro...a quién quiero engañar. Seguramente hoy fue mi día de crisis. Hoy tomé mi pastilla para el otro lado del mundo, donde está la gente que ríe sin motivos y asegura ser feliz. Yo también algunas veces soy así.
Pongo a Arcade Fire. Una y otra vez la misma canción de Tunnels. Luego oigo otras mientras intento dormir. Es el día número 5 que sólo duermo 4 horas diarias con intervalos. Tengo sueño y le rehuyo a la cama. Sé muy bien que si me quedo ahí me puede ir de la patada.
Tengo ganas de llorar y me arde la garganta. Hoy me siento muñeca de trapo sucio, aunque me haya puesto rímel y no haya salido siquiera a la puerta. Tenía planeado salir al centro, a recordar los pocos días en que pude respirar siendo feliz. Pero al dragón azul le dio por llover y nublarse. Odio que suceda eso. Más bien, odio que coincida con este horrible estado de ánimo.
Traigo frases de seres inconexos, espinas de pescado que se atoran entre la garganta y las tripas. Yo no merecía esto, estoy segura. Y sin embargo, me tocó vivirlo así.
Mañana seguramente seré la de siempre, igual que ayer y que antier. Pero hoy me di la libertad y el lujo de sentirme como lo que soy: una desempleada con sueños guajiros y buenas intenciones. Me siento estúpida. La moral nunca debería ser el motivo por el cual alguien te corte las alas.
Intenté soñar despierta. Quise vivir a mis aires, a mis anchas y a mi antojo. Convecí a un grupúsculo de bisexuales drogadictos con antifaz de machos cultivados que una abogada también tenía derecho a soñar y a crear. Creé mi propio lugar, mi propio espacio. Me dediqué a ser lo que siempre quise ser. Olvidé sus recriminaciones, sus falacias y sus siluetas. Hice lo que se debe hacer en cualquier Instituto Municipal de Cultura y salí crucificada.
Mis convicciones son mucho más fuertes, incluso, más fuertes que mis sueños. No dí mi cuerpo a quien me lo exigía para continuar ahí. No entregué mi dignidad a sus humillaciones. No permití que se me tratara de forma distinta. Soy mujer y soy artista. Mi IQ es igual al de ellos. La diferencia es que yo no mato mis neuronas con narcóticos. La diferencia, es que yo llegué ahí por mi talento, no por mi trasero.
Me duele saber que soy un punto más en ese espacio, convertido -gracias a al grupo de los 5- en nebulosa. No es posible que la cultura local de mi villa grandota esté en manos de unos estúpidos-prepotentes-parásitos-pseudo-artistas. ¿Por qué Saltillo no corrió con la misma suerte que Coahuila? ¿Por qué la cultura saltillense tuvo qué quedarse en manos de un gusano imperialista acomplejado? ¿Dónde están los clonadores, para que vengan a clonar a los pocos buenos servidores culturales que por ser tan buenos dejaron los hilos directrices de Saltillo en manos de este mequetrefe, para irse a dirigir los de mi Estado?¿Dónde están los humanos que fueron relegados por ser talentosos y honestos?
Hoy estoy de suerte. Mi cerebro acaba de darme la respuesta: relegados. Nadie es eterno en esta vida. Espero no morirme al mismo tiempo que ellos.
Salí por la puerta grande el último de febrero, los ojos vidriosos y el alma queriéndoseme salir por la boca. Un par de pechos flácidos de tanto ser manoseados, un cerebro de mujer desalmada y un alma lastimera que en realidad era un verdugo pudieron más que mis logros. No es justo. Nunca nadie dijo que lo fuera. Pero quién habló de que la justicia existiera en este valle de lágrimas y de lluvia ácida...
Ya mismo pongo el cello de Bach, mi pase directo a la efímera paz que producen sus notas. Miro al cielo y me pregunto si hay alguien por ahí. Es mi dragón azul y otros más. La vida se vive en todos los momentos. Hasta en los más oscuros y non gratos.
Ya me veo gritándole a mis detractores "¡pero hay un Dios que lo ve todo!". Y me imagino tontamente graciosa. Le cambio la frase y ahora les digo: "la vida es una rueda de la fortuna..." "no hay mal que dure 10 años -reduje la cifra 90-..." "que la vida es un carnaval".
Y por eso hoy brindo sin licor mis penas. Se sufre al tope para vivir al tope la felicidad que de vez en cuando arriba sorpresivamente. Un sólo por hoy...
Odio los días lluviosos y nublados. No puedo respirar muy bien que digamos. Definitivamente fui confeccionada a base de energía solar.
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