Hoy finalmente me convertí en río. El agua turbia del corazón no moja más. Veo claramente el perfil de tres gotas de agua dulce caer desde un pedacito de cielo morado. Las tres son mías.
Me he hecho un girasol con mi cabeza. Es la flor que más amo: seguir al Sol siempre tiene un final feliz.
Soy de nuevo la que siempre he sido. Prometo no regresar a la casa del dolor en mucho, mucho tiempo.
viernes, 16 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario