Camino azul rey que recorre mis pupilas
las estrellas corren felices se ríen y me iluminan
una bola de fuego cae a mis pies.
Son los aliens que han venido por mí para llevarme
dejé prendida una veladora hace días
pensando que sería todo un viaje sideral
el dejar este desierto de nubes, sol y paz.
Deténganse un momento, necesito tomar
mis chivas, mi aire y mi pesar
me quedo con el anillo de Rubber
el acetato del lado oscuro de la Luna
el dragón precioso, mi Quetzalcóatl
y el primer túnel de Arcade Fire.
Y subo rápidamente por sus tubos
y llego a un sillón gris metal
ahí me sientan, me regalan zumos
de líquidos magentas, que saben a agua de tamal.
Yo que pensé que ser marciano sería lo máximo
resulta que aquí todo es igual
las marcianas viven liberadas
fregando trastes en este espacio sideral
fregando niños por su cero en historia marciana
y siendo fregadas por el marciano que no ve la hora
de ir a unas chelas verdes tomar.
Aquí todos son iguales
puro marciano organizado
con metas y con intenciones
Y con el agravante
de no tener un Corazón de Nopal.
Allá en mi tierra todos lo tenemos
revienta en otros corazones
sabe acidito cuando le echan limones
de alzas y caídas, de historias en vagones
Picadito rinde más
es el alimento de nuestros sinsabores
Cuando no hay luna con conejo en bicicleta
cuando el cuerno de la abundancia mengua
cuando todo parece un mal sueño
en esta vida incierta
Agarramos un trozo de Corazón de Nopal
y lo molemos hasta disolverlo
en la blancura de las lágrimas de la doncella
el semen del valiente
el oro del trigal
el rojo de un vientre naciente
y la leche de las estrellas reflejadas en el mar.
Aquí no hay nada diferente
más bien se le siente el espacio algo en soledad...
y yo me guardo mis opiniones
y con mis cabellos rojos empiezo a tejer elucubraciones:
me cae que les dejo mi anillo de Rubber
mi acetato de Floyd y mi querido túnel.
Con tal de regresar a donde provengo
de cantarle al dragón precioso
y comer las biznagas que me brotan
Una a una, día por día
a este Corazón de Nopal
Mientras espero, pacientemente e igualmente silente
junto a la nopalera universal
la llegada del Sexto Sol a nuestro hogar.
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