Tu carne brama pintando
otra vez
la luz de mi carne
tu diente enterrado en el espejo
que te refleja, bestia y dios
en la voz delgadísima que chilla y gime
como las antiguas vírgenes
al saberse mujeres
como las putas al saberse deseadas.
Tu hambre lampa recorriendo
mil y una llamaradas desde mis senos
hasta el lugar donde las diosas todas
me habitan
y te reciben con agua y dulzura
con fuego y canales enjutos
rabia completa de paraíso extenuado.
Tu carne pura dibujando
el paso del deseo que se anida
en tu sexo enhiesto y mi seno agitado.
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