Una fuente regala su savia
y se hace eterno el brillante destello
de la luz blanca
proveniente de tus labios norteños.
Yo mientras tanto
lloro en silencio
por tanta contradictoria sensación.
No sé para donde el viaje;
esto es espiral, no círculo concéntrico.
Hay algo en mí que vuela sin mi nombre
y con la anuencia de mi tambor
ahogándome la lógica y la crónica.
Y sin mi permiso.
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