Torbellinos de aire cargando la miseria del domingo
sobre sus alas.
Imposible intentar el diálogo con ellos:
se parecen tantísimo a una turba de gobernantes
no etéreos
al búnquer que asusta a Teo niño
cuando viaja de su jardín a mi asfalto local.
Ganas de mamar el océano
para poder limpiar el patio.
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