Entonces el problema
se reduce a uno
y solamente a uno:
Lo mismo da
ingerir bombas de nostalgia
o pastillas para la imaginación.
O aguantar la respiración
bajo tu agua-que-no-pesa
cuando estás a mi lado,
y me destruye
si te vuelves ausencia.
Soy yo:
yo, yo, yo
yo y mil veces yo
y todos mis egos,
la que necesita ser extrañada
por tu piel, cada centímetro;
por tus neuronas, cada sinapsis;
por tu corazón, cada latido;
por tu alma, desde el día
que naciste en el universo.
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