La vuelta a la historia
en un día;
extrajimos la pulpa
de la manzana interestelar
como queriendo permitirnos
ser dioses
a mitad del ensueño y la carretera.
La mano de dios
es más grande,
más ancha:
nadamos en su cuenca
y disfrutamos el viaje
del apenas voy enterándome que existo.
Viento, trae añiles
para degustarlos
con el amareto de la no memoria.
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