Un puñado de cal y tierra
paseando entre las manos.
Calma, guarda la calma:
es lo único que resta
en tiempos de querer perder la memoria.
Sabiendo que no se va a poder.
Los cielos también están en los ojos más negros
cuando las nubes mitigan el cansancio
de este espiral absurdo
que no para hasta la muerte.
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