miércoles, 7 de noviembre de 2007

Armida



Ahí va la niña
portando en agua inocente
el trozo de vida creciente
que de nombre tendrá Armida.

La niña no lo sabe
pero la llegada de la santa
su vida cambiará mientras ella la amamanta.

Para ella cargarla es una condena:
todavía es muy pequeña para darse cuenta
que Armida ha venido a paliar su pena.

Pena de vicisitudes, pena de soledad
pena que habrá de disolverse
al ver esa carita toda bondad.

La niña jugar quisiera a las muñecas
pero a Armida tratarla como una de ellas no podrá
pues ha venido para enseñarle a su madre
que aunque joven por fuera se muestre
por dentro madura está.

Madura para vivir,
madura para alumbrar.
Madura para comprender
que su tiempo llegado ha
de darle al Mundo y a ella
una enorme felicidad.

Es la llegada de su pequeña
de manos y mirada tierna,
la que porta en sus ojos
la magnificencia de la realeza.

Pues salvadora es y al Mundo viene
Para mostrar las maravillas que éste contiene.

Ahí va la niña
que pronto va a alumbrar
al ser, que junto con el despuntar de otros,
al Mundo está por cambiar.


Escrito el 18 de Noviembre de 2004

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