lunes, 19 de mayo de 2014

Toma la tiza, niño 
y raya la palabra no 
ríete en el nevado
o compra la luz desde la banca. 

Adherida a tu piel risueña estoy
y no temo a las ballenas negras
ni a Jonás renacido 
ni a la desventura. 

Temo acaso apagar tu alegría
y por eso vengo aquí 
y en vez de escribirte líneas tristes
me uno a la fiesta de tu cuerpo
y no lloro. 

Toma, amor mío, mi vida
y raya las palabras de luz 
sobre su página blanca.

Esperaría otro periplo si al final
en tus ojos contentos puedo verme,
y confiada en ti,
extiendo mi camino con tus flores

y te aguardo. 

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