viernes, 23 de mayo de 2014

Pero esta noche tu cuerpo
en cenizas volvió la batalla de mi última vida
antes de ti
y con tu cuerpo se abrieron paso
los huracanes de ololiuhquis y jazmines
las madreselvas de licor de tu beso.

Beso fuerte, beso sereno
beso completo que desmancha
mi inquietud por las consecuencias innobles.

Fui mujer contigo y con ella di mi nombre
al último de los capítulos de mi condena.
Te pedí ser tu mujer esta noche
y llegaste con la voluptuosidad de los rubíes
de Darío
y también con el amor de los tiempos antiguos
valiente amor de peso valuado en esencia.

Esta noche, Amor, reconocí mi cuerpo
como la última parada de las vírgenes de la ciudad de dios
que creyendo en la inocencia fueron vencidas
hasta que hubo de llegar su sol de primavera.

Y llegaste, entero y tierno
intenso y señor del magma.

Llegaste con tu aroma de brillo lunar
con las palmas de perfume sexual ungidas
y una banderita blanca para arropar mi entrepierna.

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