lunes, 19 de mayo de 2014

Más allá del miedo, segundo de terciopelo
están tus pies y los míos
sobre el papel de los dioses caminando.

Nadie nos objeta nada y eso es templo.
Nos debemos a ellos y por eso este amor tan blanco.

Tomamos tiza de estrellas y rompemos
el silencio desde los mares abatido
y con ebúrnea hambre lanzamos un grito
y nos amarilleamos de encendido sol
acurrucado en la primavera de nuestro universo.

Más allá del miedo, señor y niño
están los círculos polares ahítos de besos
su pacto de hielo resguardando nuestro amor
su esperanza de agua pura y azul
de vigilar que nuestra caricia plena se escuche
más allá de la carne, corazón

pues tú eres mi paz y mi patria
y más de una vez al unirme he sabido
que desde siempre fuiste mi casa
y mi cuerpo leña para tu hogar de luz.

Más allá de este poema, la no espera:
que la frente del enemigo sin amor se cubra
de asfalto y carretera la vida.

Tú y yo dormidos en una misma cama
en el manto cielo de algas marinas
renace el cuerpo nuestro y bebemos
la esperanza confirmada.

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