sábado, 1 de noviembre de 2008

Nocturno

Mira, ven,
siéntate a mi lado:
el viento helado tumba las hojas
que de noche bailan
para vestir los desvaríos
de amantes y vecinos con sueño
de dulzuras y extravíos.

No te he pedido nada
ya sabes que entregar el alma
es igual a pintarme una sandía en la boca
o mejor aún en tus labios
que hace tanto la felicidad no tocan.

Me has dado todo y sin pensarlo
sin nombre, excepto el que tú y yo
hemos acordado
visitas la mente de quienes sabemos
que transitamos sólos
como por reclamo de un derecho:
el de orbitar por otros soles
para no quemarse con el nuestro.

Habrás notado que no espero nada de este mundo
excepto, sí
que todos miren un sólo día
por qué elijo estar viva
a inmediación de las distopías
algo tendrá que ver
las letras cargadas de ambrosías
algo tendrá que ver
las sonrisas de nuestros niños perdidas
y que ahora y siempre busco
sin desfallecer.

Mira cómo se mueven
las almas en sus cuerpos vencidos
ora el eje de las equis
ora el eje de las ye...
me pregunto si algún día atravesarán
el eje de las oxízetas
una nueva letra
para empezar otra vez.

No espero nada de ti ni de nadie en particular:
quizá un arrullo de viento dulce en mi cama
quizá las nubes sabor a jamaica
que me aguarden
para vivir la etapa del no-necesito-entender.

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