Espero tus gestos desde que supe que te necesitaba
cuando me di permiso de hablarle al hada
que de niña me prometió venir
si algún día la llamaba.
Y entendí que ante estas contingencias
ni veinte baldes de agua helada.
Espero tu andar pausado por el pasillo
con la misma ansia con la que el globo espera por un niño
para gritar su policromía a los cuatro vientos
que en mi caso es igual a un
te quiero.
Porque al fin alma de inocente que eres
sin quererlo despegaste del suelo los zapatos míos
volar sin equipaje suena a disparate
si lo dijera una voz cavernos
que ya lo ha visto todo en este mundo piensa.
Espero con lo que tengo demás y lo desperdicio:
soy la reina del tiempo
los segundos y las horas
son míos.
Espero escribir tu nombre en piedra
para que mi memoria no te borre
y sobre ella no gane el hastío.
Quiero soñar a que fuente de vida he sido
cuando me permitiste tomarle las manos
a tu niño-destino.
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