Refleja al espejo antes que el mañana
distingue el coágulo del bermejo
y tiñe de rojo tus ansias
de recorrer el mundo sin hacerte viejo
para que te vuelvas sempiterno
sin decir ni pelear nada.
Deja en la primera estación
los recuerdos a savia amarga;
Destruye su eco y saca de tu corazón
la mortal puñalada;
Lanza un gemido de amor al viento
lanza tus relojes por la ventana
y que sean los minutos y sus entierros
lo último que te jalen
a esta tierra amada.
Mira bien la luna
róbale a las estrellas su mirada
la noche es una sóla, ráptala
el elixir de la eternidad está a tus plantas.
Y cuando sepas volar
quedito y aromático
amoroso como el aire que peina tus raíces
acuérdate de los que en esta tierra viven
regálales tus primeras alas.
Que disfrazadas de sueños y ganas
te empujaron al vacío
de empezar desde cero
con la vista hacia la nada
y la plena certeza
de que la vida ahí
comenzaba.
Refleja al espejo antes que el mañana
inmola tu corazón
que para eso está ungido de grana.
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