Los frutos se encarnan
entre los nervios de sal y de agua azucarada
ella peina sus venas
y las alimenta de rayos de estrellas y flores de malva
ella siembra en su seno
la media luna de su llegada.
Arriando van placenteros
miles de ángeles por esas vallas
surcan de viento los caminos
y en sus huecos de nubes
sus semillas descansan.
Mira hacia arriba y no despegues la mirada:
hoy el viento entona un canto nuevo
sobre la faz de las montañas
su eco forma palabras
que saben a verdes sin espinas
que se sienten como flores de alborada.
Escucha bien lo que te sabe esta mañana
poblada de estrellas y grillos que cantan
a eso sabe la posibilidad de los ojos
puestos en la puerta siguiente
a eso sabe la esperanza.
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