sábado, 5 de julio de 2014

Herido fuiste por mi propio rayo
dejé de ser tu mujer para atacarte como fiera
por eso me dices poeta.

En el alma llevo el veneno
de la injuria a ti proferida:
nos maté por un día.

Busco a cada instante renacernos
por la fe en ti y en el paraíso conjugado
con amor antes que con ideas.

Busco a cada instante tu legítimo perdón
entregando mi alma al reino de tu beso.

Déjame volver a ser tuya
libérame.
Te he amado como nunca lo vi hacer
en esta vida
se que te amaré como nunca te has imaginado
a un cuerpo amando más allá
del tiempo de la carne y su latido.

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