lunes, 2 de junio de 2014

Amor mío que callas
y rompes esta rosada marea
con el madero de tu seco silencio,
amor que hoy no vino a mi ventana
y no giró su rostro en el andén
ni tomó mi mano cuando perdón
le pedía a tu mano.

Soy endeble y de corazón líquido
éter inmenso que tu alma
abrasar con sus brazos
de hambre de ti quiere,

soy la no heroína
una colina de días y misterios
entregada a ti para sembrarte más alegrías
aunque a veces te regale sombra y duda.

Te amo, sí,
como el pan a la miel y también
como el rico a su dinero
y también todos los días
como una mujer ama al sexo de su hombre.

Te amo como la niña a su nido de aves
y como el niño a los mares lejanos
instalados en sus maquetas de cartón.

Junto a ti esta noche lloraré tu ausencia
y perderé el miedo a decirte que me pierdo sin ti
aunque me veas aquí,
guiándote con la yema azul izquierda
el camino de mi casa
que es tu casa y siempre lo ha sido.

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