jueves, 26 de junio de 2014

Alza tu cuerpo, amado
que el cielo y la tierra te cubran de flores.

Sé de un corazón inerme
que su vida renovó a pesar de los volcanes.
Sé de la piedra ígnea que te converge
igual que la sal y la miel cayendo
como gracia para el edén
en la inmortal primavera.

Y sé de una piel dulcísima
suave como los pétalos de lirios y lotos
que a Arjuna su dios le envió
para que su guerra justa
nunca decline.

También sé de la saliva y los versos
con sabor a ola de mar
encallados en mi propia consciencia.

Divina o terrena, yo te bendigo.

Alza tu cuerpo, amor mío,
que la vida amada entre los dos
la eternidad nos entrega.

No hay comentarios: