sábado, 15 de marzo de 2014

Hélice

He guardado en las pestañas del silencio
la luz sabatina
su compasión su nube alta
de un cáliz jamás hallado.

Soy un átomo discreto
en la cercanía del sol
pero también del azul de un cielo
abierto a tus manos.

Tú eres mi película dorada
mi hélice y su avioneta
mi melodía al piano que escuché de niña
y volví a oír
cuando me entregaste el Orgasmo.

Sagrado falo que me anidas
ojos de una virtud ambivalente
eres la tierra y el cielo
también el sí y el no
el sino de mis ojeras
de mis mansas caderas ablandadas
apenas son tocadas por ti.

Una especie de paz me inunda
y digo especie porque eres mi paz total
estés o no dentro de mi cuerpo:

la metafusión la das con el oro viento
o tu beso de águila enraizada en las nubes
o tu caricia de árbol floreciendo una verdad

Eres la totalidad de la espuma del mar
eres el espejo de dios que me ama y me purifica.

Eres mi hombre y mi mano divina.
Mi hélice y mi avioneta
mi colchón con notas escritas para ti

porque yo en la intemporalidad de la luz
en mis piernas de treinta y en las várices de ochenta
te amo.

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