viernes, 28 de marzo de 2014

A un guerrero que duerme

Qué suerte de fruto
gitano guerrero caballero águila
hijo de Horus vencedor de Zeus
has traído a mí
la inerme viajera en sal
la no consecuentada idea de Atenas
en un siglo vivo de turgencias efímeras.

Dime qué suerte de giro ventral
qué golpe de sexo ardiendo
sellándome hasta liberarme
y dar con el significado de todos tus nombres

los de éter y los bulboraquídeos
los paganos y los perfectos nacidos en Deimos

y amarlos como solamente una vez
una herida femenina puede hacerlo sin sentirse tal
ahita de sí y por tanto del semen que la sostiene
de la caricia que la guarda
del pétalo de loto que la eleva junto con su dador
al Nirvana.

Dime, señor de los cuatro puntos
viento ensordecedor de tragedias
trópico a inmediación de lo no sustancioso
de la pulpa madre de todas las estrellas

dime, contador de abalorios brillantes
dueño de las risas más antiguas del mundo.

Quiero saberlo y no por mi razón
déjame comprenderlo en la puerta de mi boca.

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