jueves, 27 de marzo de 2014

Desde la parte universal y femenina de Homero

No soy los ojos del mundo trotando por el asfalto
soy esta piedra violeta transida de amor
un fuego que camina a las ocho y luego a las tres y a las nueve
en la dirección que me lleva al deseo de tu cuerpo
con la dermis impregnada de un olor a ti.

Y por eso, aunque ciega
daría contigo. 

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