domingo, 25 de septiembre de 2011

Extravío del Ángel

En dónde estás, ángel,
vuelo intacto sobre el margen
de la vida azul y la precolombina,
que solo en aguafuerte ahora te veo.
Adónde tu risa,
adónde tu espera tranquila,
tus manías de contener el azúcar en tus manos
para dárselo al mundo.
Tus vestidos antiguos de la terneza
encontré diseminados en el camino
[y eras monte y eras desierto
y eras olvido nuestro,
el de mi boca y el de mis hermanos
cincelándote un nuevo vestido con nuestros pecados].
Adónde, marmóreo canto tallado en tus dedos,
deseo en reposo del pianista,
escultor enamorado ocultando su humilde beso,
que el viaje a Ítaca y a Lacandona
quedaron varados en tus pies tibios.
Yo por ti mi voto de soledad renuevo.
Por ti la flama de mi garganta,
por ti la oportunidad de un libro de nuevos versos.
Sólamente dime adónde,
ángel,
encuentro de nuevo la llave
para fundir en ti, como antes, mi sendero.

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