viernes, 2 de septiembre de 2011

Duda

La madrugada me fascina
con su vestido de congal y sus zapatos Dior.
Vente, Duda,
juguemos a las respuestas
que no nos da el señor.

Dudo entregarme, Duda,
me aterra romper mi corazón.
Tú me conoces, Duda,
cepillo mis libros abiertos,
los labios aislados,
mi poema no publicado,
mi boleto al centro del universo,
mi vestido de gala para reír en paz.

Y entre cepillada y cepillada
veo
que no soy igual a las otras
aunque ya no quiera ser la misma.
Me aterra y me mortifica
aprender el vuelo de ave de paso
y no el que conduce a la Verdad.

Yo quiero amar, Duda.
Regalar libertad para jamás perder la mía.
Entregar mi llama a una excelsa filosofía,
tener ese regalo que a todos les ha llegado
pero a mí, jamás.

Siempre tan callada, Duda.
Siempre tan distante, bella dama.
Ven, acuéstate conmigo a contar horas,
acurrúcate en el resquicio de mi locura ansiosa.
Ámame, quédate a mi lado.
Igual da que hables o guardes silencio.
Vente, vanidosa,
dime que esta noche me amarás.

1 comentario:

Javier F. Noya dijo...

Te concedo el beneficio de la duda...Besos.