viernes, 30 de septiembre de 2011

Catorce días (notas para)

Notas para catorce días de nueva vida.
Mis ojos, sus ojos,
los zafiros y los vidrios de colores yuxtapuestos
en el lienzo que jamás muere
ni se olvida: la piel.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

De eso se trata

Que el paquete ya está en tus manos, dices
y me agradeces las estrellas.

Poesía... de eso se trata la vida,
y te mandé un beso.

De eso se trata, es en serio,
de dar en un beso la savia bruta del amor,
la cura universal contra la melancolía,
de gritar en silencio el corazón
mientras el tálamo se agita.

Porque eso
es aquello en piedra/verso/beso
que te he dado:
soy diamante, a veces he sido grafito.
Mi piel es mi libro universal
y el cielo es el papel
donde tracé el gran poema
para que pudieras dar con las estrellas
que, calientes,
te hablan de lo que en palabras no te di
pero estuvo ahí,
hablándote
de la maravilla que ha sido vivir
un instante
en tu marmóreo pecho,
Adonis del XXI,
leche sacra, réplica del canto de los dioses griegos
en esta última estación universal.

martes, 27 de septiembre de 2011

El viento amante

El viento nace
desde el vórtice del cuerpo amante
amado amante etéreo
ser de fuego en las lenguas del aire
errante
El viento gime
como la mujer en el tálamo
a la hora del amor el hecho
amado amante etéreo
ser de fuego en las lenguas del aire
errante
El viento es luna y es tarde
el viento no tenía nombre
hasta que llegó tu cuerpo
amado amante etéreo
ser de fuego en las lenguas del aire
errante
El viento grita
y se parece a mí
y a mi nombre sabe
amado amante etéreo
ser de fuego en las lenguas del aire
errante...

Piedra

Pero tu voz es piedra
y en ella quedaron grabados
los signos de mis gemidos y mi canto
Y por tu voz de piedra
mueren
los pétalos de la pasión
que día a día tu filo pétreo arrastra
hasta volverlo tuyo y dejarme en blanco.
Tu voz es mi piedra
aunque ninguno de los dos ya crea
en los amuletos mágicos.
Tu voz es mi piedra,
roca donde me abandoné,
marfil donde vibraron mis cuerdas,
marmóreo sitio que visito a diario
cuando constato
que tú, lumínico asteroide,
vuelas lejano de mi piel,
diáfano vocablo de dios griego
olvidándome, ya.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Nota del dhl

Aquí, / entre la luz morada del papel, / habita el registro de tu caminar por el desierto: / voces, imágenes en movimiento, letras impresas, / la memoria colectiva de tu recuerdo. /

Pero el verdadero registro de tu andar, / demiurgo, generador de estrellas danzarinas y de universos, / está escrito en el libro de mi piel. / He invertido, desde el domingo, / el reloj de arena de mi cuerpo / para contar el tiempo / que transcurrirá desde mí / hasta tu nuevo arribo aquí, el páramo del silencio, / caballero del sonido y el canto, / ahora que usted lo ha llenado de luz. //

domingo, 25 de septiembre de 2011

Extravío del Ángel

En dónde estás, ángel,
vuelo intacto sobre el margen
de la vida azul y la precolombina,
que solo en aguafuerte ahora te veo.
Adónde tu risa,
adónde tu espera tranquila,
tus manías de contener el azúcar en tus manos
para dárselo al mundo.
Tus vestidos antiguos de la terneza
encontré diseminados en el camino
[y eras monte y eras desierto
y eras olvido nuestro,
el de mi boca y el de mis hermanos
cincelándote un nuevo vestido con nuestros pecados].
Adónde, marmóreo canto tallado en tus dedos,
deseo en reposo del pianista,
escultor enamorado ocultando su humilde beso,
que el viaje a Ítaca y a Lacandona
quedaron varados en tus pies tibios.
Yo por ti mi voto de soledad renuevo.
Por ti la flama de mi garganta,
por ti la oportunidad de un libro de nuevos versos.
Sólamente dime adónde,
ángel,
encuentro de nuevo la llave
para fundir en ti, como antes, mi sendero.

Condéname

Júzgame las malas metáforas
las inacabadas metonimias
y el ripio de mi ritmo.
Condéname, si quieres,
a no saber dar un pie con las letras,
después de ti,
callada, estruendo nocturno,
himno avivado de mi piel
bajo tu cetro.

Al final sabrás que puedo dejarlo todo,
incluso la poesía.
Puedo dejar de intentar hablarte de poeta a poeta,
pero jamás podré dejar
de expresar el agua, el magma,
la saliva,
las ganas, la vibración escondida,
que tú supiste conquistar y fundar
al hacerme tu mujer.

Historia de una mujer que solía

Oh, sí, yo siempre quise ser maestra de primaria
para enseñarle la otra cara de la luna a los niños.
Quise ser bailarina
para expiar las penas enraizadas del mundo.
Quise ser pila bautismal
para renombrar el dolor con el brillo de una esperanza.
El misterio de la filosofía de mis ancestros
para no enfermar de tristeza los días de lluvia.
La sangre siempre dispuesta
en tiempos de memorias exangües por la guerra.
Palabra correcta a la hora del té del llanto de la humanidad.

Pero resultó que no fue así
y yo soy la mujer que descifró sus propias huellas
en tu arena.
Yo soy el mar de Tetis que los mapas
jamás habrán de saber bien dibujar.
El sonido transmutado en aroma de orquídeas
de las esquinas tribulando en busca de amor y paz.
El silencio que aqueja cuando irrumpe
en la piel que reviste mi fuerza,
la felicidad.
La memoria instantánea, la polaroid del mañana,
una lámpara que no es tuya ni mía,
sólo luz que guía
mis pasos
(los nuevos, los viejos,
los antes de ti, los que después de ti vendrán)
mis besos
(cayendo sobre tu piano blanco
como notas de luz flotando en la nueva mar)
mis pensamientos
(en el eterno prolongados,
soy la prolongación del pensamiento humano
vestido de falda y rímel
un día de el cuerpo prestar para bailar)
tus cabellos,
tus satélites robados,
tu pensar, tu cautivante pensar.

Yo solía querer ser una hija del desierto
que dormir no quería.
Pero ahora soy una mujer terremoto
cuyo epicentro
habita en tu olor.
Y tengo rabia y alegría
y por eso me puse a cantar.

Tarde agitada

Se agita la tarde y me trae tu olor.
Es mentira que partes
cuando de este aquí partes:
la marcha será una,
pero la huella la supera
en tiempo y en medida.

Se agita la tarde y me trae tu olor.
A naranja y fresa, al rubor
de la noche que no supo ser serena
porque unos labios, porque la voz...

Puede ser que esté drogada.
Una gota de tu saliva
nada aún con estertor
en la sangre domada de mi morena carne.

Puede que hayas abierto mi olfato
y yo haya aprendido a vencer la distancia.
El caso es que la rama cruje
y el pájaro su elegía de otoño prepara

y no me importa:

La tarde está agitada
y me trae tu olor.

De atribulae

Perdóname si es control
lo que me falta amaestrar.
Perdón si la rígida cara,
la insistencia de grabar tu alma
en las huellas dactilares
con las que invoqué tu abrazo.
Perdóname si las ausentes risas, las rosas de mi boca
o las bromas,
el baile que te prometí y no logré, a priori,
hacer nacer
-nació cuando fuimos uno,
tal vez lo viviste conmigo también,
la primera vez-.
Perdóname lo escrito
en la arena de tu playa,
las alfombras de versos
con las que perfumé mi cama,
esta ansia de volver a estar en ti,
a pesar de la distancia.
Perdóname si recurro a ti
para que absuelvas
mi atribulada y encendida alma.

Eres el único.

Sólamente tú sabrás cómo disolverme,
componerme, reprenderme,
tomarme y encenderme,
o hacerme desaparecer para amanecer
en la tibia leche de tu cuerpo.
Sólamente tú podrás reconstruirme
a partir de la mujer nueva que formaste.
Sólamente tus manos, mi señor,
saben el secreto que espera mi ansia.

La mujer más cruel del mundo

Yo solía ser una mujer cruel
hasta que arribó tu barco de papel
y con la tinta de tus labios y mi boca
supe escribir
el registro de la ola
que ahora vive en el libro de mi piel.

Oh, ella, la Mar embravecida,
Oh, ella, la mujer que huracanes hizo pasar
por aquí.

Cantaba elegías disfrazadas de esperanza,
domingos claros, amargos
eran mi escudo de oropel.
Sí, yo era la mujer más álgida del mundo
hasta que llegó el caos de tu lengua
y la estrella donde me abandoné.

Las horas pasan sutiles ahora
todo florece siendo otoño y lo hace dentro
de mí,
yo soy la mujer más frágil y cantarina
del mundo

Por favor no te burles de mí
no te olvides de mí,
no juzgues la luz que sembraste en mí.

Piedra de la paciencia

La poeta escribe de un poeta
que escribió poemas
en la boca de una mujer de alma cansada.
Se los decía a su hombre,
eran salmos y reclamos,
la catarsis del viento que le reclamaba
tener una voz un segundo
allá, en las tierras de arabia.

Piedra de paciencia, se llamaba.

La poeta me pregunta
cuál sería la piedra de paciencia
para esta nación en llamas.

"Apilar los diarios de la franja norte,
rezarles un poema a cada esquirla
que la vida de mi prójimo
cada segundo arrebata"
dije.

Y no estoy muy segura,
pero creo que haría falta
inventar un nuevo rosario
hecho de versos con la saliva
de los que lloran la pena
y salen a trabajar y regresan y ya no hay nada.

Piedra de paciencia,
Lumínica... ¿por qué se habrá ido?
Piedra de paciencia,
poesía, tú no te vayas.


sábado, 24 de septiembre de 2011

Traigo ojos de estreno

Y los colores del viento,
al anochecer,
me siguen asombrando:
tu saliva es la droga más pura
que ha entrado
en el torrente de mi habitación.

Neosalmo no. 1 (donde Altaír Sonora le habla a su alma amante)

Alma mía sonora,
que tus uñas arranquen mi piel
de nuevo,
con una fabricada aurora,
o que el amante silencio
provoque mi llanto violáceo
sobre tu tálamo de amarylis
que fue dado, a placer,
en la continuidad de un sábado de septiembre
ahora vuelto infinito
dentro de mí.

Reloj de arena

Con un reflejo azul
brilló la tarde.
Esperanza del ayer,
orfebre, mi bello púbico
acaba de crear un nuevo término
para dialogar con la fantasía
engendrada
en la raíz de mi carne.

Yo sabía que al final estaría hablándole
al reflejo de mi corporal agua.
Yo sé que al final
nada más yo entiendo
el significado de subirse a un asteroide
y encenderse con él en un grito.

Sólamente yo sé
lo que mi boca no dijo
cuando brincó el núcleo carmesí
acompasando la arena de mi reloj.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Guayaba

Me gusta localizar tu aroma
y que me impregnes de guayaba
la mente.
Llegar a tu centro luminoso,
magma de mi matria dulce
que me vio nacer.
Me gusta que sea septiembre,
casa mía,
habitación de espejos y piedras y libros,
porque yo sé que aquí no se miente:
hay pan y hay luz
y las cocciones de los dátiles se disuelven
en la risa de mi madre
acabada la cena
a la que -otra vez- no llegué.
Me gusta que haya un punto en el universo
que me ama y que no miente,
cocina olor a guayaba,
olor único para mantener la fe
en los días venideros.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Almacén 22

Guardo la euforia con que respiro el 22
para cuando mengüe la vida el 8, el 9
los infinitos segundos que pasarán por aquí,
entre mis muslos,
y sé que dormirán pensando en ti,
porque así es esto del frenesí.

Así la distancia me hablará quedito
una canción de tu leche dulce
y no habrá congoja ni pena
porque veré el sol como si fueran tus cabellos
y tus labios
hablándome la filosofía
de un instante sagrado.

Nombres para este día

Nombres para una mañana núbil,
nombres para bautizar
lo que yo desearía no fuera
otro aburrido día:

Corazón en Reposo,
Silencio en la Algarabía,
Estertor del Cuerpo,
Musicalidad de la Estampa de mi Cocina,
Bicicleta Violeta que no sé Andar,
Montaña Alta y Madre que me Susurra las Horas que he de Mentir para Alcanzar la Gracia,
Café Recalentado porque Mi Tiempo es Para los Chicos que No Desean Saber Filosofía,
I Chi que me Da Flojera Consultar, pues
Todo Queda Escrito en el Cielo y en las Plantas cuando Morimos,
Beso de Luna Llena,
Té de Almizcle para Reconstruir el Viaje a Ítaca,
Decibeles en Alhajero para Jamás perderlos del Corazón.

Verde

Verde.
Verde es la supervivencia
de un paisaje grisáceo visto desde la azotea
mudando su piel al índigo,

ese manto que esconde en su vientre
la luz artificial
con la que alimenta a sus hijos.


Verde.
Verde es la vida que yo siento
y no la logro ni explico
pero juro que es un resquicio
donde la palabra sí
es un vuelco de azúcar
al corazón.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Conmoción no. 1 (Opus)

A saber qué elementos
compondrán el aire y el sol de esta tarde,
que saturada me encuentro
de emociones que vuelan libres,
conmovedoras y delirantes.

Yo hoy vibro ante el más mínimo impulso exterior.

Habla un árbol a mitad de la falda de asfalto de mi ciudad,
la voz escondida en los autobuses
que no permiten ver una hora de la vida...
Habla el misterio de la felicidad antes por mí desconocida
y el mundo gira sobre mi alma
como una ola ignota y perfumada
conmoviendo la llama
que me da la movilidad del ser.

Soñemos

Espero a que ennegrezca
esta cara del cielo
para ofrecerme al sueño.
Soñemos,
qué palabra más dulce y a esta hora posible.
Soñemos.
Es mejor aún a decir "oremos":
los amantes no rezan entre sí,
se combaten, se sueñan,
dialogan un universo entero.
Soñemos, ojos, soñemos,
que la noche se hizo libre
para revivir aquel sí.

Viene

Viene el sueño,
viene el tren que mis deseos se come,
viene el silencio,
viene el hambre.
Vienes tú, hombre
te vienes y vaivienes
como un columpio selenita,
encima, debajo, a los costados,
dentro, dentro, dentro,
de mi estepa

llenándola de amarylis en las mil esquinas
donde te esperé
siendo tan callada
como dejé de serlo en tu boca.

Caleidoscopio Reloaded

Reconstruí este día
el caleidoscopio con el que veo las cosas.
Lo hice con los vidrios azules
de las ventanas de tu mente,
con la filosofía que transpiraste
aquella noche de septiembre,
con nuestros labios henchidos
de pasión.
Era todo esto lo que faltaba a mi danza,
tu piel es la pieza insustituible
de este paisaje en Re Mayor.
Tu mente, el oleaje de mi sangre
con el que puedo componer una canción.
Tu gallardía y tu esperanza,
la sintonía de la radio
con la que deseo surcar
el tiempo que el mundo me quiera aquí dejar,
niño y señor.

Flash en Septiembre no. 2

Caen los velos de la tristeza,
demiurgo, desencantador de esta mujer
con máscara de piedra.
Reconozco en ti la grandeza
de poder reescribir
la palabra Sí
al venir hacia mí
tu torrente láctico de dios azul
en el territorio de mi alma.

Flash en Septiembre no. 1

De pronto se cayeron las ventanas.
Mi alma era libre,
mi cuerpo por tu aire
otra vez
en ti
hacia ti
sobre y debajo de ti
danzaba.

Absolución

Absuélveme
esta flor y este canto,
la impureza de escribirte
en mi húmeda madrugada.
El olor a madreselvas
mezclado con la memoria de tu saliva
que despierta mi cama,
esta razón de existir
alada, llena de otra gracia
-umbral urbano antes no explorado,
mancha impoluta de canto exacerbado,
región tiernísima de tu sereno y tu sal-.
Realmente no vi venir
tanta alegría.
Absuélveme la vida, generador de algarabías,
como lo haces con tu letra
al caer mi cabeza
sobre tu recuerdo esta noche.

martes, 20 de septiembre de 2011

Mensaje

Y como no hallé cómo hacerte ver
que no sólamente estaré aquí
para cuando ambos deseemos combatir nuestros cuerpos,
intento escribirte algo para tí,
porque sé que estás triste en estos momentos.

Tu regalo me abrió las puertas
me enseñó a ver otros caminos.
Conocí la felicidad de un instante
a reconocerme mujer en otro sentido.

Cómo no querer entregarte
mi tiempo, el abrazo lejano para tu estío,
a esta hora en que viene mejor la amistad
la compañía para aluzar
los mares oscuros del llanto.

La vida como viene, se va,
eso lo sabemos ambos,
esta noche despides a alguien que amas,
y yo pido por ti
para que tu fuerza de guerrero
te ayude a no darte por vencido.

No me cabe duda que encontrarás
el alivio en tu propio poder de indagador de mares
y sabio:
me has enseñado tantas cosas
en tampoco tiempo y espacio...

Salven las estrellas su alma,
la que velas esta noche en el quebranto.
Algún día estarás con ella
y le contarás cuántas veces la viste
en el cielo más despejado.

Duerme, caballero, niño, duerme,
el mundo es un trozo entre tanto,
mañana amanece otra vez tu padre sol,
mañana de nuevo comenzarás la conquista
de los mares, las tierras lejanas, los sistemas caducos
y revivirás las mentes de los olvidados.

Nota de una hija del desierto

Perdóname la pasión,
la aprehensividad,
perdóname la manía de ir por tu agua,
la insistencia de humedecer mi alma
para alejarme un rato
la idea de que vivo en el desierto.
Perdóname la ternura escondida,
la lágrima contenida,
los nervios, la sobreexpuesta algarabía,
la confesión de mí hacia tu estrella
de ser una canción que no para de cantar.
Yo, la otrora más triste de las hijas
de este desierto que calla mi andar,
no sé muy bien manejar tanta gracia,
y ya sólo me da por darte mi poesía,
por reír y por llorar, por alabar tu sol y cantar.

Despedida del verano

Ya la hora de las cuatro
arranca el ocre de la vida en las plantas,
danza el aire,
el tiempo es otro,

El verano recoge sus vestidos
sus blancas flores perfumadas,
dice adiós en las caras de los niños,
en el germen de las nuevas almas,
en la palabra, en los cantos del silencio,
en la ilusión de vivir
una vez más,
a la espera de su magia.

Alegría nueva

La frontera del dolor acabo de brincarla
mira, poeta,
como sonríen mis alas.
Ya no podrás decir que viste
a la niña triste
un jueves cualquiera.
Aquí solamente hay canciones de buenas notas,
aquí sólo se gestan
las palabras de alegría nueva.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Médula de poeta

Ahora no me queda más
que recurrir a la gracia
de la memoria.
Y escribirte mi poesía
hasta que mi lengua quede callada de ti,
o mi saliva prefiera guardar una gota
del sabor de tu boca
-tu boca, que habla de Aristóteles y de Hegel,
tu boca, que desmitifica la nebulosa
del pasado,
tu boca, que conoce el proceso
de la lluvia sideral-
en vez de escribirla
en el papel que ahora no ven tus ojos.

Porque tus ojos azules
solamente eran el acabado final
del kit de tus neuronas
que cautivó mi médula de poeta.

Dualidad

Entre el dolor y la alegría
el vértigo y la gracia.
El bendito pozo azul donde naufragué
me ha regalado la dualidad
en la que ahora callo y muero,
renazco y vivo.
Sea tu saliva mi antídoto
y no regrese más al olvido
ni la penumbra,
a la piedra ni a la careta.
Sea tu boca mi consuelo
y la memoria mi artificio
para prolongar la gracia de tu existencia.

Primer día

Dicen
que el primer día
después de la magia
es el que más duele.
Ya va feneciendo la jornada, ojos,
y acabo de constatar
que ya no soy tan fuerte
después de este encanto:
una lágrima así lo demuestra
y yo, en silencio, mi memoria en ti descanso.

¿Será que mi alma era de hierro
y mi cara una máscara de metal?
Después de tus besos
todo lo miro,
todo lo siento,
como una niña que salió de una ostra
para toparse con la maravilla del mundo.

Transparente tinta

La tarde es clara.
Introduzco el dedo que renació en tu boca
en el pozo de esta agua de mi cuerpo.

Aún duele.
Tanto como tu ausencia,
y se cura
con el resplandor escrito,
con tu tinta transparente,
de tu nombre en mí,
debajo de mí,
encima de mí,
a los costados de mí,
junto a mí.

Enseñanzas

Resulta que antes yo,
yo era mi espejo,
yo era mi sombra, mi propia agua de mi fuente,
mi perfume,
mi noticia, mi diálogo.

Pero desde hace tú,
resulta que huelo a ti,
porque el pozo donde habitaba yo
habló con tu fragancia
(la que me muestra
cómo fluye la no distancia
entre dos cuerpos ardientes).
Desde hace tú,
ya no tengo sombra, me sabe a ti el agua
de esta nueva fuente,
y el espejo me habla
que hace días miré tu cara
(tengo un lunar nuevo
que robé de tu espalda).

Voy entendiendo, una cosa por día,
el sólo por hoy fue la primera enseñanza.
Que mi piel ahora comienza a ser escrita,
la segunda.
La vía de la otredad por el camino de tu saliva,
la tercera.
La inexistencia de la distancia
por el sendero de la memoria,
tal vez sea la cuarta.
Que no ha habido regalo mejor que tu ánima
recorriendo a pie mi llama,
la enseñanza que vive en mí escondida.

Agua

Porque estoy inmersa
en la fragancia
del cuerpo de algo más grande
que mi existencia sobrepasa,
entiendo que los colores
hoy mediodía
no comprenden, verdaderamente no comprenden
la maravilla de estar viva
y como fuera de este mundo.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Escribo.

Feliz porque tus satélites vagando por tu espalda,
rey sol que visitó un día mi desierto.
Feliz porque sí, por el rubio guerrero y alado,
feliz por la oportunidad de escribir
algo que nunca vi venir
en mis dedos al hacer poesía:

Escribo,
escribo tu voz surcando la arena fría,
entonando un himno para no olvidarlo
en las páginas de la cotidianidad.

Escribo,
escribo tu silencio al quedarte dormido,
tus ojos embriagados de un mar embravecido,
la proximidad de dos astros
luna y sol
eclipsando la elegía momentánea.

Escribo,
con mi dedo en tu saliva,
la parte más inolvidable
de esta ráfaga del único libro
que me acompañará en la vida:
mi piel,
la misma que canta
dos, tres, cinco, todas las veces,
la canción de tu encanto.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Eternidad 316

La eternidad ha sido, ojos,
un regalo que le robamos a otro gigante.
El dolor agudo de un muro
derribándose,
cayéndose,
destruyéndose,
con la fuerza de tu magia almizclada
cavando profundo hasta encontrar el otro conteo del tiempo.
Tu Gracia de reinventar
las tres primeras letras de mi nombre,
en rojo,
dentro de mi cuerpo
con el vaivén de tu ola perfumada.
Las ocho extremidades de Visnú danzando
en nuestro tálamo agitado.

Sshhh...
pactemos no decir más nada:
Nada hemos pedido el uno del otro
y hemos obtenido tanto
-este microuniverso perfecto, por ejemplo-
que si hablamos el secreto
las palabras romperían lo compuesto,
que cabe en la palma de mi mano,
en mi lengua
y en el centro ígneo de mi cuerpo.

Nada pediré de ti
salvo me permitas compartir
la brevedad poderosa del número
donde habita nuestra casa divina y pequeña
cuando la nada azul sobre mis hombros se detenga
e insista en mí recrear
la elegía por tus manos ya muerta.

Y repetir tres, ocho, once, mil veces
su nombre:
Trescientos dieciséis
libertad en llamas
Trescientos dieciséis
grito de magnificencia
Trescientos dieciséis
boca al cielo abierta
Trescientos dieciséis
suelo tibio para imaginar de nuevo la Tierra
Trescientos dieciséis
unión de dos guerreras almas, a pesar de ser opuestas
Trescientos dieciséis
palabra nueva.

martes, 13 de septiembre de 2011

Ultimátum

Mejor no vengas
porque en una de esas
me va a dar por no dejarte ir,
escribiéndote cursilerías todas las noches
y a la distancia
para que las reescribas en otras dermis,
enrojeciéndome neciamente el corazón
para hacer un guiso que te avive tu libre alma,
colgándome de la desesperanza
para que sobreviva tu canción imparable de amor.

Bomba Femme

Quiero un sombrero para volar contigo
el día que me saques de tu armario
porque lo necesites
y confíes, escéptico ilustrado,
en la magia
acumulada en mí
en los panchólares de edición limitada
y que son sólo para ti,
fabricados desde que comencé, niña, adolescente,
abogada, loca, abandonada, renegada,
poeta, creadora, amante del maná individual
en sets individuales no empacados para su venta,
con eso que se llama
espera para la entrega
de aquella otra cosa denominada
bomba femme
y que incluye tres gotas de los aromas
pasión, amor e ilusión.

Venta

Venderé mi cama vacía
para comprarte la eternidad de estas tres noches,
las bautizadas con el anticipo
del dolor de la belleza perdida
en la efímera felicidad,
a pesar de mi cuerpo fragante
y mi oleaje intacto,
de la mansedumbre de mi nombre
a la hora de esgrimir la huida
hacia el ignoto río de tu fertilidad ajena
a mí.

A pesar de ese pequeño regalo llamado ilusión
tan estúpidamente envuelto
en la sonrisa más blanca
que pude encontrar
mientras intento vestirme para ti
de mujer perfecta.

Extrañamiento para Nicolai Gogol

La entrada sin fin a la boca del tuerto,
mira cómo crecen las flores
en el paraíso con olor a camposanto.

Ellos juegan a creerlo todo,
incluso la reinvención de aquello que no les consta
pues no son dioses
ni se peinan con limón el desengaño;
ni tampoco les importa
porque están en la boca del dragón
y se reconstruyen a partir del tatemado fuego.

Solían mirarme como un vidrio que a la luz
regalaba puros tonos rosas.
Suelen mirarme como un fragmento no perecedero
de la voz que les dice que todo está mal
incluso el hacerse tontos con vodka
y muchas canciones insensatas
tratando de matar el tedio de la amarga realidad.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Paréntesis

Hagamos un pequeño paréntesis
bajo mi cadera.
Hazme una pausa
que dure una vida entera
a pesar de abrir los ojos
y ver que todo sigue siendo hoy.

Muslos

Abriré los muslos a la noche
le sacaré brillo al engrane que le da cuerda
al corazón del desierto.
Y será sólo mío,
y lo gancharé de sus puntas hasta cambiarle el carmín
por otro nuevo.
Abriré los muslos
[como fauces a la espera
de un cuarto color en los semáforos]
a la noche.
Nadie me responderá
ni me verá caer al tratar de perseguir
eso llamado infamia, infancia, luz solar en pedacitos,
llamada que no suena y qué importa
porque la voz está en otro adentro.
Abriré los muslos a la noche
para ver si las epístolas griegas me absuelven
de creerme ciudad
a pesar de los huecos tuertos de la madrugada.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Sangre

Alguna vez escribiremos el otro lado de la historia,
sangre.
La vez que entendamos Luna por nuestro nombre,
y no haya otro espacio
más
que una bandera transparente
hablando de los días del sino cantados
bajo las notas del silencio.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Habitación 1511

Entra en la habitación,
Alma mía,
y entérate, purifícate, embriágate, guíate hacia mi agua
con el calor de mi dermis encendida.
No preguntes la hora,
no hay tal.
No intentes multiplicar el reflejo,
tú y yo somos un nuevo sol
quemando agrestes memorias.
No preguntes la alquimia, mi nombre es Reina Sonora
y extiendo la virtud en las cuatro esquinas
del microuniversal latido de mi cuerpo.
Estás en mi reino del desierto.
Entiende, mi bien, cómo el tiempo se diluye
en los rubíes hirviendo
de mi todo corazón.
Tú serás la paz y la llama
complementando mi misión contra la marea
del odio ajeno y la miseria universal.
Deja el silencio amargo afuera, señor,
entra como un viento dulce,
entra a esta habitación
y amemos la nada hasta hacerla nuestra,
plagada de nuestra verdad.

Paraíso

Me he perdido
en el sueño de un gigante,
en los besos que no le he dado,
en el revuelo prometido, taciturna fémina de diciembre.
Dime por qué tardas tanto, paraíso.
Dime dónde está el pecado o por qué la espera,
zafiro dilecto entre todas las estrellas.
Dime por qué el silencio consume más
a la hora de encenderse la piel, estando sola.
Dime si tengo el valor para abrir la puerta de tu alegría,
de hacer el éxtasis y la alquimia con tan pocas horas,
de perpetuar tu pieza de destino conmigo,
de poetizar tu verbo precioso de hilos de otros mundos y placeres,
luminoso de mi corazón.

Señor Domingo

El amor, en todas sus variedades, nace
de la mirada que laza el mundo
de uno
con los ojos del de enfrente
soñando otro mundo,
igualmente posible.


Alguien escribió al final de la resolución
del dilema,
"Amar es entregarse a sabiendas
del imposible próximo,
del viento lejano,
del silencio dormido en los labios cerrados
del otro".

El amor es lo que me condujo hasta aquí.
Por amor viajé hasta sus pestañas,
robadora de uno de sus latidos,
Señor Domingo,
distancia blanca que dulcifica mi madrugada.

Y será Amor lo que mantiene mi letra viva.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Duda

La madrugada me fascina
con su vestido de congal y sus zapatos Dior.
Vente, Duda,
juguemos a las respuestas
que no nos da el señor.

Dudo entregarme, Duda,
me aterra romper mi corazón.
Tú me conoces, Duda,
cepillo mis libros abiertos,
los labios aislados,
mi poema no publicado,
mi boleto al centro del universo,
mi vestido de gala para reír en paz.

Y entre cepillada y cepillada
veo
que no soy igual a las otras
aunque ya no quiera ser la misma.
Me aterra y me mortifica
aprender el vuelo de ave de paso
y no el que conduce a la Verdad.

Yo quiero amar, Duda.
Regalar libertad para jamás perder la mía.
Entregar mi llama a una excelsa filosofía,
tener ese regalo que a todos les ha llegado
pero a mí, jamás.

Siempre tan callada, Duda.
Siempre tan distante, bella dama.
Ven, acuéstate conmigo a contar horas,
acurrúcate en el resquicio de mi locura ansiosa.
Ámame, quédate a mi lado.
Igual da que hables o guardes silencio.
Vente, vanidosa,
dime que esta noche me amarás.

Nova

Soy un núcleo de emociones a punto de estallar en nova.
Piel de grietas rascándose lo atávico
a eso de las dos de la tarde.
Un vidrio de diamante, la mariposa de metal
jamás factible.
Una hoz de palabras engarzadas
dichas en endecasílabos
el primer día de mi suerte terrestre.
Campesina y emperatriz que viajó
desde otra Luna
para hacer brillar el sol que a veces no veo.
El polvo facial de arroz cósmico
disperso en las neuronas de Dios
un día de fábula silvestre
dentro de la materia lumínica cuyo nombre olvida y luego retoma.
Soy un libro con las respuestas escritas
y su glosario en blanco.
La pasión de los mediodías en Marte,
los saltos de bailarina en un espectáculo en Saturno.
Nada me detiene
todo me implosiona antes de estallar
contra mí misma.
Amor y misterio, éxtasis y lucero,
riqueza de no saber nada
por adorar el todo en una palabra.
Soy la nova que soñé de niña
a pesar de las historias
que pudiera contarles el noveno viento.
La que está lejos
la que no esperas para un fragmento sin medidas
de tu dorada vida.
La rara del jardín de tus andanzas
(pero jamás la única ni la especial).
Soy la nova que esperó veintiocho años
para darte el Verdadero Beso.
Y nada más.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Song train

This is the song train
singing the beauty who once upon a time lost
the sun.
Estos fueron los versos lejanos
susurrados con la miel que queda del estío.
Los recogí con mi mano libre.
Acomodé sus notas en mi oído.
And suddenly, a september morning,
returned.
See the tears of her heart,
she really has fallen in love.
Qué grande y qué fuerte es mi latido,
señor de la marea.
Daría todos mis papeles escritos
y los sueños de cajón
con tal de aumentar la plusvalía
de este germen callado,
que creciendo va hasta aniquilarme
(presiento que otra vez moriré de amor).
Dime si las flores afuera de tu casa
brillan como les he ordenado esta noche yo.
This is the song of her lips
wondering why the miracle
if she can't touch you, lord.
(Oh, what a gift, mystical, blue king,
to feel the beating again.
Beyond the darkness, after the eternity,
no matter what,
Life takes sense, I guess).