Que mil voces africanas
retumben en nuestro corazón
ahora que somos uno y bastante
ahora que nos repite Dios
en el espiral de la vida.
Que mil lunas tejan con su cariño
los mil perfumes con los que acariciaremos
otra vez, nuestra vida instalada más allá
de aquellas vidas
ahora que nos llamamos Uno
y somos suficiente barro
como para borrar a Noé
y fincar la vida entre animales y plantas.
Que mil soles nos remitan siempre a Dios
ahora que somos su risa y somos un eco
vibrante amor bonito brillando
entre lagañas de indolentes.
Que mil estrofas nos formen otra vez
la piel y sus huesos
que diez mil versos oxigenen la casa
donde habitamos el deseo y su jugo
ahora que somos uno y el fuego
ahora que somos uno y su carne
ahora que somos uno y el agua
ahora que somos uno y por el viento
unificamos el perdón para los otros
mientras regresamos al hogar
ataviados del amor que da la alegría.
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