Quién hacia el agua
la inteligencia femenina rascándose
los ánimos celestiales
ahora que escribe
ahora que dibuja
ahora que piensa y recibe
la carne trémula de su compañero
que deja la guerra por un instante
y se vuelve gitano con el destino arreglado
en sus dos bocas
la negra y la dulce
tan húmedas y palpitantes
tan sabias y jugosas.
Quién para el agua
su torrente prístino, casi ubicuo
aquí, adentro, el muslo callando la travesura.
Se es mujer y fuente
porque de niña se ha sido inocencia y espera.
Se es eternidad y perfume
porque al nacer el llanto de todas las evas
depositan su fe
en el nuevo, definitivo paraíso.
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