Quién hacia el fuego
quién, los muslos cobrizos
de las negras amantes
de pie, haciéndole frente
a los pezones erguidos
de la que escribe algo
para aclarar más que la garganta
la llama
la fiera
la niña
aclarar la sentencia definitiva
se ama porque se es ángel y paraíso
se deja amar porque al descender un rato
hay que vivir el canto de los hombres a la tierra.
Quién hacia el único fuego
quién, los ojos llorozos de tanto recorrer
las millas los objetos que de tanto escribirse
se escriben a sí mismos
el sujeto prendado del sujetador
que mima los pechos de la mujer
emancipada ya por su grito y su decisiva lascivia
traspolada a un beso y un trono
ahora que puede amar con las alas
entre las manos.
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