jueves, 5 de junio de 2008

Quemar las naves

Hoy voy a quemar las naves
tiraré bien fuerte de esa bola de fuego interno
que existe entre los dos
y en cada cuerpo en solitario.

Hoy voy a volar las naves
empujaré con ahínco los sueños rotos
y tenderé sobre tu piel otro nuevo
he tirado los relojes del sereno
para ver si así puedo recuperar lo que me he prohibido.

Hoy voy a arrancar las naves
desgarraré sin piedad el dolor y la amargura
me quedaré sin piel si es necesario
cortaré con diamantes tu escultura
y me haré de este sueño un gentil anecdotario.

Hoy voy a zarpar las naves
que se vayan los que ya no me entiendan
que se queden los que me aguanten
y los que están por venir que de una vez entiendan
que yo no nací para veleta
no soy carpa de circo
ni soy memoria de lona entreabierta.

Hoy voy a inundar las naves
que se ahoguen sus inquilinos
memorias de papel y recuerdos mezquinos.

Hoy voy a desaparecer la naves
tu silencio inunda mis sentidos
corazón en cuerpo ondulante
que deambula entre el sueño y el espejismo:
sé que estás ahí
siento tus manos abrirse como los crisantemos
siento tu fuerza de oleaje marino viejo
siento tu aliento de dios eterno
siento tus pasos de errante mi puerta tocar.

Hoy voy a destrozar las naves
te construiré un lugar de alabanza
quizá por fin tu comprendas
que cuando se entrega el amor
siempre el corazón se llena de esperanza.

Hoy voy a alejar las naves
y me cubriré la piel de tus besos
tú serás mi puerto abierto:
las barcas ya no se mecen en mi cuerpo ya.

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