La brisa y las olas del mar
provocan a la gente que habita en ellas
unas inmensas ganas de bailar.
almas abrazadas dejan a un lado su instinto animal
y por unos momentos se convierten en algo especial.
y al solitario hace lanzar un breve gemido a las aguas del mar
despojándose de toda tristeza cuando comienza a danzar.
al ser guiado su bailar por la luna llena.
del aroma que dejó la mujer bella.
El tercer paso les otorga una tregua
para que las palabras etéreas digan sus lenguas.
Son pasos cortos, queditos y cadenciosos
los que han unido los pasajes amorosos
que se mantienen unidos por la sencilla razón
que juntos están por ser el danzón
ése que con su sensualidad los hipnotizó.
la que al solitario mitigó sus penas…
una y otra vez bajo el olor de la madre selva
lo bello de hacerse a la idea
que la gente fascinada su danzar vea
pues al bailar ambos su amor se entregan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario