Pude hacer extenso mi ensayo
sobre las cosas cíclicas de la vida.
Para qué. Las cosas no dejan de ser una misma.
No soy yo quien les ponga otro nombre.
Estoy cansada de ver lo mismo
años y años.
Nada cambió. Mi título
es una hoja con muchas ideas.
Ninguna sirvió al sentido de la justicia.
Sóla, en casa, ahogada en el yo multiplicado
de las horas que aún me restan,
percibo el aroma de los días tristes
y abro una cajita para conservarlo,
por si un día el arcoiris,
por si un día extraño todo.
Porque el hombre y la mujer
están acostumbrados a las mismas vejaciones
una y otra y otra vez.
No sería yo la excepción de la regla.
No estoy compuesta sino por reglas divinas
(eso me dijeron alguna vez).
Pude hacer extenso mi ensayo
sobre las cosas cíclicas de la vida.
No quiero.
La brevedad esta vez
aúlle más fuerte que el discurso estructurado.
Así que escribí dos párrafos
y una línea.
Nadie notará
la mezquindad de mis notas
esta vez.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario