miércoles, 11 de mayo de 2011

Ofrenda

Qué marasmo resuenas,
calle alta, noticia estridente.
Qué podredumbre en el centro
de tu universo marchito.
Qué ganas de volverse loca
a pesar de la inocencia del pasto
y la virtuosidad de la tierra y el cielo.

Señor, yo no he sido digna
de tantas y tantas palabras.
Pero quiero creer que es posible
entregarte mi lacerado corazón.

1 comentario:

Javier F. Noya dijo...

No, jamás, no hay adoración posible, sólo lleva a la muerte.