¿Y la vida dónde queda?
Probablemente en tus chistes,
Tío Paco.
O en los setenta y cinco que hoy cumples
porque tú no estás muerto.
Probablemente en tus chistes,
Tío Paco.
O en los setenta y cinco que hoy cumples
porque tú no estás muerto.
Esta sería la canción
para un hombre que amó demasiado.
Esto sería un verso
para el tío que hacía reír
y la vida fabricaba.
Toro avasallador,
robas la solemnidad de las formas
a las palabras.
Mejor oír tu nombre,
mejor imaginarse las canicas en desbandada.
Mejor ver la vida paseante en los autobuses,
saborear tus mujeres voluptuosas,
festejar los días porque sí,
con la música en la cara;
o mirar las pesas y el cristo aquí en la casa.
Mejor imaginar al caballo en el zaguán de Tula
al compás de Carmen
y Miguel contigo a carcajadas.
Mejor las manos morenas, gruesas,
que contrastaban tu mirada.
Esta sería la síntesis biográfica
de un hombre
que en mi mesa aún no se diluye
ni su sombra en la puerta se apaga...
Mejor ir a las fotos
para que nunca te vayas.
Mejor leer tus historias
en la boca de tu hermana.
Mejor prender el radio
para oírte de madrugada.
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