martes, 14 de enero de 2014

Parece tonto.

Las lecturas de la vida de una poeta
pudieran ser satisfechas
con mil y un versos
mil y un centavos a la semana
mil y un libros por adquirir.

Nada más falso.

Las lecturas de la vida de una poeta
dejaron su moho cuando llegaste.
La gente me reclama mi sitio
y sigo siendo la misma
excepto que ahora
al fin
me siento perteneciente
al círculo de Venus.

Tengo tus orquídeas, tus plúmbagos
tus amapolas.
Tengo registradas y clasificadas
todas tus caricias.
Tengo la fortuna de cerrar mis ojos
y nombrarte y decirte que me importas
más allá de la costumbre de decir "te quiero"
más allá del miedo al agobio
e incluso del placer que en mi carne enciendes.

Llegaste cuando había cerrado el portafolios
la mesa de té vacía
los platos sin dulces.

Todo sería ofrenda pública,
me dije.

Llegaste, mi alma.
Y no sé cuándo o cuánto
pero eternizo cada segundo
porque esta Gracia
me pertenece.

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