viernes, 28 de octubre de 2011

Título obvio

El día que una planta carnívora decidió ser vegetariana.
El día que el príncipe decidió regresar con las ranas.
El día que la pizza llegó una hora y media más tarde.
El día que el entregador chocó en la calle Luxemburgo.
El día que la princesa se eternizó entre el amargo olor a almendras.
El día que cerraron los accesos para salir de mi hogar.
El día que despreciaron el valor de las piedras lunares.
El día que hicieron rabiar a una mariposa monarca.
El día que vi su mano viuda, ceñida por el oro de sus días felices.
El día que los patos de enfrente graznaban poemas a mi padre muerto.
El día que escribió: "ella ríe" y se dedicó a pintar de blanco las páginas del mundo.
El día que me enamoré de ti sin saber muy bien qué hora era.
El día que no supe si era escribir poesía o reinventarme
El día que entregué al Todo lo que me queda de corazón.
El día que me desnudé una vez más, frente a este mundo que de odioamor arde.

1 comentario:

Javier F. Noya dijo...

Palabras potentes. Leerías invitan a esperar la explosión, el golpe, la salivación de alguien que no volverá atrás. Buena, decisión, hermoso poema. Besos.