sábado, 15 de octubre de 2011

Angustia

Leo cada noche
mil versos escritos por ochocientas manos diestras
y doscientas siniestras.
No te puedo copiar, poesía,
no alcanzo.
No alcanza mi puño a volverse papel carbón,
me aturde tu voz todo el día.
Sí, tu voz, es tu voz la que no atrapo,
fémina misteriosa
que me consume el tiempo.

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